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Un poco de todo ¿seguro?

Vaya de entrada, que esta reflexión sobre los hábitos alimentarios parte de una aproximación personal sin base profesional sobre nutrición. Sin embargo, tratando de tener un criterio algo documentado sobre la evidencia de salud propia y de la familia, y siendo consciente de la realidad de nuestro patrón de comidas, es decir la variedad de alimentos y elaboración que solemos realizar en casa, cantidades, horarios, compañía… también de frecuencia de productos que consumimos que estarían en la lista de los poco recomendables por las autoridades, se me plantean algunas cuestiones. ¿Será la proporción de los diferentes macronutrientes lo que junto -posiblemente- a una afortunada base genética nos funciona?


Pirámide alimentaria (dieta mediterránea)

No tengo una mentalidad de "dieta", es decir, una orientación al control estricto de la combinación y el peso de los alimentos. Sí creo tener un cierto sentido de la mesura, tratando de no cocinar un excedente de raciones y no modelando el repetir.

Sí me preocupa -y trato de hacerlo explícito a mis hijos adolescentes- que cuando no les satisface en el momento lo que hay disponible en casa para merendar compren cualquier producto de bollería o snack industrial que trato de evitar en la cesta de la compra. Aunque sea relativo, por qué los cereales que consumimos -creyéndolos saludables- que se encuentran en la base de la pirámide alimentaria, también son productos “procesados” que comercializan diferentes marcas.

Lo que me sucede es que encuentro que la mencionada imagen, que jerarquiza la adecuación al consumo de los diferentes tipos de alimentos, es demasiado generalista y me genera bastantes interrogantes. ¿Te sucede lo mismo?

Seguro que puedes haber visto al menos tres o cuatro ordenaciones, que si lógicamente se basan en un consenso científico, aunque este ha cambiado con los años ¿existe, sin embargo, detrás de la ordenación algún interés más que la persona? ¿La persona como consumidor, quizás?

De todos modos, la pirámide alimentaria propone una opción general que diluye las necesidades de los diferentes grupos de género y edad, pero también de actividad y consumo energético y, por descontado, no refiere la idiosincrasia particular de nuestra salud, en este caso nuestro punto débil.

Si la mencionada imagen refiere productos y de forma intuitiva tratando de significar mayores cantidades de consumo de uno que otro producto según se localice en la base o en la punta… ¿cuál es la cantidad que debería consumirse a diario? Otra duda, dentro de un mismo grupo de lácticos pongamos por ejemplo, un tipo de queso y otro o un queso y un yogur podrían interpretarse como equivalentes según la imagen.

En fin, ¡debemos apelar a nuestro sentido común! La cuestión es si lo tenemos bien educado o hemos cedido nuestra experiencia, nuestra sensación de bienestar con nuestra ingesta al dominio de la publicidad sobre nuestro deseo.

Hace una buena temporada, que por razones que no vienen al caso, he dejado de hacer ejercicio de forma regular… y el cuerpo me grita recuperarlo. Por esto hoy estoy escribiendo estas líneas, mi conciencia está en este punto de autocuidado. No hay que hacer caso omiso, no hay que demorar el cuidado personal detrás de otras ocupaciones, el carruaje anda a cuestas contigo.

Creo que la tan loada dieta Mediterránea, de la que nos llenamos la boca, al menos hablando… no consiste en un acto puntual de gastronomía de la tierra. Yo creo que la verdadera dieta Mediterránea –para nosotros- se sustenta en el consumo de “proximidad”, de la oferta de temporada de lo que ofrece nuestro entorno cercano de manera normalizada y en buena compañía, la actividad exterior, al aire libre, descanso… todo el pack. ¡No hay que perder de vista el contexto!

Con todo quizás me es más clara la propuesta de estructuración de nuestra nutrición diaria la que establecen en forma de composición de una comida tipo. ¿Cuál te sirve mejor de criterio general?

Atención a no convertir en escudo para justificar los malos hábitos personales, las siguientes sentencias: "Hay que comer de todo un poco" o "Por una vez cada X no pasa nada", pues pueden ser perniciosas.

Anna Maria Sells, psicóloga y coach


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