Judith Sells
Soy Judith, tengo 40 años, estoy casada y tengo 3 hijos, un niño de 12 años y dos niñas gemelas de 10. Mi tranquila vida en pareja no cambió demasiado con la llegada de mi primer hijo, lo hizo radicalmente cuando llegaron las gemelas 17 meses después. Mi mundo se convirtió en una auténtica carrera de obstáculos, donde tenía que aprovechar cada segundo del día para poder llegar a todo.
Compaginar la vida familiar y laboral hoy en día es muy difícil, tenemos horarios imposibles y las empresas no están muy por la labor de ayudar a nadie. Yo, por suerte, pude pedir una reducción de jornada para poder ocuparme de mis hijos por las tardes, ya que mi marido trabaja hasta muy tarde y los abuelos en esos momentos trabajaban todos.
Los días pasaban de manera frenética, realmente cuando miro atrás y pienso en como era mi vida de entonces tengo que hacer un sobre esfuerzo para intentar recordar como pude con todo, supongo que por estrés y agobio mi cabeza a borrado esa temporada loca y tengo que mirar fotografías para hacerme una idea de lo que vivimos. Lo que si que podemos decir orgullosos, tanto mi marido como yo, es que conseguimos superar esa agobiante época y aún somos una familia unida.
Realmente es impresionante lo que aguanta el cuerpo en momentos de estrés. Noches sin dormir, trabajar fuera de casa sin bajar el ritmo, pues ser mujer en el mercado laboral tampoco es fácil. Llegar a casa y ocuparte de todo, estar en mil sitios a la vez y sobretodo no perder la identidad por el camino. En esa época tenía la sensación de que no era yo misma, vas tan cansado que te olvidas de ti mismo y los demás siempre están por delante.
Cuando los niños empezaron la escuela todo se calmó un poco, ya eran más mayores, iban al mismo colegio, solo eso ya era todo un avance, un agobio menos al empezar el día. La verdad es que una vez que todo se tranquilizó un poco me salió el cansancio acumulado en esos 3 años de no parar ni un segundo. Fue entonces cuando empezaron los ataques de ansiedad por tonterías, el estrés en situaciones normales, etc…
Ahora viéndolo todo con perspectiva creo que me hubiera ido genial contar con algún apoyo externo, alguien que me hubiera guiado un poco y ayudado a sobrellevar esas situaciones tan agobiantes que viví y que me hicieron sentir realmente mal conmigo misma y con la gente que tenía al mi alrededor. A veces crees que no puedes con la situación, que lo estás haciendo mal o que los demás no te ayudan lo suficiente, cuando tal vez eres tu el que no sabes pedir ayuda. Y eso es lo que me pasó a mi, soy una de esas personas que he tardado mucho en darme cuenta que pedir ayuda al resto de la familia cuando la situación te supera no es malo, que los demás te ayudan encantados si ven que lo necesitas; o tal vez ser lo suficientemente valiente para asumir que tienes un problema, que la situación se te está yendo de las manos y que un profesional puede ayudarte a ver las cosas de otra manera o darte herramientas para hacerte la vida más fácil. Ser padre no es una tarea sencilla y nadie nace enseñado, vamos aprendiendo de nuestros errores pero que nos ayuden desde fuera no quiere decir que somos malos padres sino que buscamos la manera de que nuestra aventura familiar sea lo mas llevadera posible, de disfrutarla al máximo en lugar de sufrirla.
Hace unos meses Anna M., madre y por lo tanto con experiencia no solo en el ámbito profesional sino también en el personal-familiar, me pidió que le hiciera unas ilustraciones para su web KolamCo, un proyecto para ayudar a las familias a “ser madres y no morir en el intento” o ese es la frase que desde mi punto de vista resume mejor su proyecto. Si la hubiera conocido hace unos años y me hubiera dejado ayudar creo que mi vida habría mejorado bastante. Bien asesorada y sobre todo sintiéndome acompañada, seguramente todo habría sido más llevadero. El tiempo me ha hecho ver lo importante que es darse cuenta de que uno solo no puede con todo y que la ayuda, tanto de un profesional o de la propia familia, es necesaria y siempre bienvenida.
Carme Urgeles Planella
Sant Cugat - Barcelona
Conozco a Anna desde hace tiempo, hemos tenido y seguimos teniendo una colaboración profesional muy interesante. Hemos hecho un tándem para poder ayudar a niños con dificultades primordialmente escolares o, mejor dicho, que se detectan en la escuela y que pueden ser de otra índole personal o familiar...
Con Anna he podido ver una inquietud constante y un ser valiente para afrontar los cambios, los compromisos y los retos sin pesar, sabiendo que siempre hay que saber mirar adelante y que la vida está llena de caminos a explorar y a caminar por aprender más y mejor. Creo que sabe mucho lo que quiere y que no ha parado, no para, ni parará de emprender nuevos retos para conseguir ese ideal que ella tiene en su interior.
Estoy segura, Anna, que estás haciendo realidad tu sueño cada día.
José Carlos Arroyo
Figueres - Girona
Conocí a Anna en el año 2009. Fui compañero de ella en mi primer máster de coaching. Seríamos unas 20 personas. Cinco años después mantengo contacto a menudo con cinco personas de aquel máster, entre ellas Anna, por supuesto. Enseguida supe que nuestra relación oscilaría entre lo personal y lo profesional. No podía ser de otra manera. Anna siempre está disponible para todo lo que necesite, bien sea para escribir libros, artículos, para pedirle información sobre alguien, sobre algo, o para compartir mutuamente nuestros proyectos, por ejemplo. Durante un año más o menos unimos esfuerzos y sinergias investigando sobre TDA-H en niños. Sin su inestimable ayuda, sus conocimientos y su disponibilidad, me hubiera sido imposible publicar mi último libro "Todos los niños son TDA-H". Ella fue la primera y única persona en la que confié para que lo leyera antes de publicarlo. Confío plenamente en su criterio.
Sin embargo, cuando más orgulloso me he sentido por haberla conocido y por compartir amistad personal y profesional es cuando le he comentado los problemas de mi hijo pequeño. Sus explicaciones son siempre muy detalladas, de mucha calidad y muy rápidas. Siempre está disponible y eso es fundamental cuando hay problemas. Ella sabe que soy orientador filosófico, aparte de coach, y sabe que suelo ser muy crítico o que no tengo reparos en debatir con alguien cuando hay algo que no me creo. ¿Por qué cuando me ha dado indicaciones para facilitarme la educación de mi hijo no he sido capaz de rebatirle nada? Mientras busco esta respuesta, que seguramente irá en la línea <<porque no hace falta, está perfecto>>, aprovecho para decirte que si decides contar con Anna para lo que estimes oportuno, no te arrepentirás.